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martes, 27 de diciembre de 2011

La música.


La música. Sinceramente, ¿que haríamos sin la música? Yo creo que nada, y no sólo lo creo yo. Si no los músicos, que se dedican a ello, los guitarristas, los baterias, los pianistas, los que cantan. Pero no sólo ellos, si no cualquier persona del mundo. A todos nos encanta la música y muchos no podríamos vivir sin ella. Como yo, por ejemplo. Para mí la música és una sintonía que suena de fondo en la película de mi vida. Cada canción tiene un momento en ella. Cada palabra, me provoca un suspiro. Me llevo mi música a  todas partes, siempre estoy escuchando música. Aunque creo que eso no os interesa mucho. Pero creo que todos, nos ponemos música cuando nos rallamos o también cuando estamos contentos. La música nos cambia el humor en un abrir y cerrar de ojos. Y esas canciones que hacen que te acuerdes de alguien especial o de algo increíble que paso y te gustaría que se repitiera. O esas en las que te gusta llorar solo y en silencio, recordando viejos tiempos o gritando en silencio el nombre de alguién que quieres que vuelva. La música, tu MP3, tu móvil o lo que sea, és como esa persona que te observa en silencio mientras lloras, te analiza y que sin decir nada te va calmando poco a poco, te consuela y a veces incluso te hace razonar. Entonces es cuando te dices a ti mismo: "¿Qué haces, que coño haces? No llores más, no te quedan más lágrimas. Ahora solo sonríe e intenta ser feliz de nuevo. Para que la gente se pregunte porqué." Y entonces és cuando te secas las lágrimas con el dorso de la mano, te miras en el espejo y dices: "A partir de hoy, voy a ir siempre con la cabeza bien alta y me voy a comer el mundo" te lavas la cara, caminas e intentar hacer como si nada. La música és nuestra medicina. El único amigo que queda cuando nadie está o todo el munso se a ido. Sólo entonces podemos estar seguros de nuestra existéncia. Al menos yo. La música, és mi alegría. Y el baile, mi vida. Así que sin música ni baile, sería incapaz de vivir y no encontraría otra manera de expresarme, que no sean las palabras. Porque és la manera de desahogarnos, nuestra bíblia. Cada letra, cada nota, cada párrafo me hace entrar en un mundo nuevo lleno de fantasía y cosas buenas, y mis sueños. Porque és nuestro trozo de esperanza, esa esperanza de pensar que algún día, todo volverá.

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