Seguidores.

domingo, 22 de enero de 2012

Menos callarnos y más decir las verdades que piensas.


En el fondo hay cosas que nunca llegaremos a decir por miedo, por miedo a ser rechazados. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir verdades a la cara o cuando algo nos importa demasiado. Pero las cosas que nos importan de verdad, són las que se dicen con una simple mirada, con un insignificante gesto, con una pequeña sonrisa. Hasta hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo. Pero no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre/llega cuando menos te lo esperas. Cómo por arte de magia, para bien o para mal. Quizás porque ya lo dabas todo por perdido y cuando llega te sorprende más que si lo llevaras toda una vida esperando. Entonces te das cuenta de que nada dependía de tí. Que también depende de otros, eso le da a la vida un toque de curiosaidad. Porque las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida en las que tú les des importancia. Pero hay otra cosa a parte, y esque incluso a nosotros mismos tenemos miedo a decirnos las cosas. Por eso en ocasiones ocultamos cosas obvias con pequeñas mentiras hacía los demás, pero lo único que haces es mentirte a tí mismo/a hasta cierto punto en el que incluso hasta tu te cres esa mentira y lo único que consigues de ella es hacerte daño a ti y a los demás. Y entonces, ¿porqué no miramos un poco más por nosotros? Y esque miramos demasiado por los demás o él/ella y nada por nosotros. Vamos a querernos más y a quererle menos. Porque nosotros queremos mucho, pero nos quieren poco. Si él/ella no nos ve, puede que otro/a sí lo haga. Si te pierde, pues mira unas felicitaciones y saludos con la mano y que otro/a te gane. El problema que tenemos es que nunca nos cansamos de esperar algo que sabemos que nunca va a llegar. Y cuando nos damos cuenta de que hemos perdido el tiempo esperando nada, ya és demasiado tarde. Necesitamos descansar un poco, darnos un respiro, tragarnos los sentimientos y pasar de todo. Él/ella habrá tenido muchos meses, años, semanas o días y los ha dejado. Hazte un favor y ya no esperes más.

De vuelta a la bipolaridad.


Te aviso. Soy bastante peligrosa en cuanto al tema este de los sentimientos. Un día puedo hacerte feliz y al siguiente mandarte a la mierda, así de simple. Me he dado muchas ostias en todo este tiempo. Pero he aprendido las reglas de juego, de la vida. Y ahora soy yo la dueña, la dueña de mi vida. Soy la que domina y tú el dominado.Y por primera vez en mi vida me siento genial siéndolo. Porque és fácil y díficil a la vez. Por eso te aviso, que puedo hacer cosas que nunca creerías que alguien fuese capaz de hacer. Pero yo ya no me dejo vencer, ni manipular tan fácilmente por aquellas personas gracias a esas trampas que me lanzaron al vacío alguna vez y a esos golpes que me hacian quitarme las ganas de vivir. Sabes de sobras que consigo casi todo lo que me propongo. Así que, no me digas que no te avisé en algún momento y ahora, quiéreme si tienes tantos huevos pallaso.

martes, 17 de enero de 2012

Eres mi pasatiempo preferido.


No espero de ti la perfección. Eres como eres y punto. Como yo y como cualquiera, un ser humano. Tampoco quiero que no intentes fallarme nunca. Somos personas y todas las personas fallamos algún día, nos equivocamos y hacemos errores. No quiero saber todos tus secretos. Yo tengo y de eso se trata, de secretos. Todas las personas tenemos aunque sea uno, por mucho que digamos que una persona lo conoce todo sobre nosotros. Pero bueno tu eres una persona aparte. Único como todos, pero un tanto especial. No quiero que cubras todas mis necesidades, ni vayas siempre detrás de mí porque tu eres persona y también tienes tus cosas y necesidades, igual que también tienes amigos y familia. Así que igual que antes de conocerme tu hacías tu vida, ahora tienes que seguir haciéndola igual aunque esté yo, porque tienes sueños propios y un futuro. Pero tampoco quiero que cargues tu con el peso de todo, y por eso estoy yo aquí. Para ayudarte y intentar hacértelo todo un poquito más fácil. No dudo de ti ni de tu fuerza en tus decisiones, porque has llegado muy lejos, a pesar de todo y solo, y por eso te admiro tanto. Me admira que seas tan grande por fuera y sin embargo por dentro estés tan vacío. Pero en los buenos momentos llegas a ser inmensamente grande y tú y tus locuras se convierten en mi pasatiempo favorito. Sé que no tienes respuestas para todas las preguntas pero que aún así lo intentas, hay veces que tu también tienes dudas como yo y yo no puedo resolvértelas. Pero acuérdate que soy tu amiga en tus buenos y malos momentos, tu almohada cuando necesites desahogarte, tu apoyo cuando intentes levantarte después de cada caída, tu socia en los sueños de futuro, y más que todo eso si alguna vez lo necesitas. Sólo intento entender el mundo exterior como lo entiendes tú y hacértelo entender como lo entiendo yo. También intento hacerte entender y que recuerdes lo mucho que te he querido, que te quiero y lo que aún me queda por quererte. Eres sin duda, la perfecta imperfección.

sábado, 14 de enero de 2012

Necesito que me mientas.



A veces pienso en tí y me pongo triste. Otras en cambio pienso en ti y me pongo contenta recordando todo lo que me dijiste, lo que hicimos, todo lo que nos prometimos, todas las carícias, los besos y todo lo demás. Soy fácil de complacer, cualquier cosa me hace feliz y me asombra la cantidad de cosas difíciles. Y esque pienso en ti mientras duermo, cuando me levanto y en tí cuando no estás, y en tu recuerdo. Tú y tu maldito recuerdo. Me queda tanto por decir de lo que siento que ya no sé que inventarme. Pero cualquier excusa se esta volviendo buena para abrazarte, para tener una charla de las nuestras o simplemente para abrazarte. Sueño contigo constantemente, pero también me gustaría que aparecieras en carne y hueso justo delante de mí, y que me expliques tus pensamientos, tus sentimientos y tus sueños. Y que en uno de ellos me cojas de la mano y lo convirtamos en nuestro. En nuestro sueño. Pero me pongo nerviosa si me miras. Aún así me gusta cuando estamos juntos y quiero que sigamos siendo amigos, aunque no pueda pasar nada más. Pero ya me gusta así, me está bien. Todo momento me parece bueno si és contigo. Esa sensación que tengo en el estómago, cuando sé que te voy a ver. Ese cosquilleo cuando pienso en ti y con él en un quizás, en un tal vez, o en un ya se verá. Me gustaría pasar el resto de mí vida contigo. En un futuro. Un para siempre. Pero se que no podrá ser. Me gusta protegerte y darlo todo por ti. Esto sería tan perfecto si estuvieras aquí. Quiero ver tus ojos, ver lo que me cuentan. Contigo aprendí a que las sonrisas sinceras no se fuerzan, salen de la nada simplemente. Te daría mi vida si la aceptaras, puede que un futuro porque como siempre me dices niño, la estoy utilizando. No me queda otra que arriesgarlo todo y luchar si esto se queda en un nada. Lo único que me gustaría que pasara és que me quisieras tanto como te quiero yo a ti, y punto. Me gustaría que algún día pudiéramos estar juntos, como en el pasado. No quiero que esto termine así, no quiero que esto se quede en nada. Porque busco el día en el que te des cuenta que te necesito, que no te olvido. Necesito que me sigas diciendo que me quieres aunque sepa que no puedes hacerlo. Aunque sepa que és mentira que quieres a otra. Pero soy egoísta y quiero que estés conmigo. Sé que no me quieres, que ya no. Que lo nuestro fue cosa del pasado y que queda en eso, pasado. Pero miénteme, me da igual.

D:

¡Dios mío! Que desastre, no sé qué ha pasado, pero se me han borrado todos los comentarios, ¡uff! Joder, menuda mierda.

Volver a la infancia y soñar.


Llevo toda mi vida creyendo en el amor, al igual que todo el mundo. Creyendo en que algún día encontraríamos a nuestro/a príncipe azul/princesa, a nuestra media naranja, a nuestra alma gemela. Pero llega un día en el que te caes de la cama las suficientes veces como para dejar de soñar y darte cuenta de que los príncipes/princesas sólo existen en los cuentos de hadas. Que en la vida real no todo és tan bonito cómo te lo pintan. Qué todos hemos querido mucho, pero nos han querido poco. Yo creo que nuestra prioridad no tendría que ser él/ella, sino nosotros. Un yo. Porque él/ella llegará un día en el que se vaya y puede que no te haya valorado. Pero tu eres tú y por supuesto, siempre vas a estar contigo. Y que si no te valoras tú, no lo va a hacer nadie ni tampoco vendrá nadie a ayudarte a que lo hagas. Que nosotros hamámos. Sí, con h. Porque es un error. Són errores, uno más de todos los que hacemos a lo largo de nuestra vida. Y los errores hay que corregirlos. Que la misma voz apagada, sin esperanzas que antes me decía que sí, que había alguna posibilidad. Ahora no para de gritarme que no.

Sorprende a la gente.


Cómo ya dije, soy bipolar. A veces voy, y a veces vengo. Igual te asesino con la mirada, qué con otras te lo digo todo. Te puedo querer y al rato odiarte. Tengo miedo a algunas cosas, quizás demasiadas. En cambio a algunas de las que debería, nada. Si estás a mi lado lo doy todo por ti. Pero si estás en mi contra, te hundo. Soy de esas que se esconde cuando llora por miedo a que la vean. La rabia y la venganza me salen por los poros, pero la sensibilidad y la inocencia también. Sonrío, por que se que és lo que jode. Al fin y al cabo a veces tienes que ser un poco borde, porque tu dirás que eres bueno/a con la gente, pero para ellos eres un tonto/a más. Por eso de vez en cuando hay que morder a alguien, para recordar a los demás que tu también tienes dientes.

Las cosas siempre pueden cambiar.


Sabes esos días cuando todo te parece gris, cuando dices que todo te sale mal, cuando te duele pensar en aquello y sientes que se ha acabado todo. Que te has equivocado, y que el camino acaba. Qué el silencio que hay entre tú y él/ella pronto quedará en nada. Que esa imagen que hay en tu cabeza será la que te haga soñar día a día en esa posibilidad de que vuelva. Párate a respirar, y piénsalo mejor. Piensa en que si un día él/ella ya no está, echarás de menos su caminar, su despertar, su forma de hablar, de saludar, de besar, de abrazar, su mal humor, su pelo, su voz y incluso su olor. Así que haz algo, para que tus días grises se vuelvan azules, rosas, amarillos, rojos, verdes o de todos los colores. Piensa en que si tiene que pasar algo, pasará. Pero quizás tú puedes cambiar el sentido de las cosas, dar un giro de 180º y que todo vaya a mejor. Pero sobretodo, sonríe.

Hay que saber pasar página.


Tenemos que aprender a pasar página y a seguir cada uno por un camino diferente. Tenemos que aprender a volver a comenzar, sin él/ella y con la cabeza bien alta. La cosas terminan, y hay que aceptarlo. Hay que aceptar que ya no está y que así es mejor. Vuelve a sonreír, vuelve a hacer todo como antes. Se que cuesta, que no és fácil. Y puede que a veces encuentres un enorme vacío, pero tienes que intentar llenarlo, tienes que intentarlo al menos. Tenemos que aprender a dejar de pronunciar su nombre sólo para recordar lo bien que sonaba. Tenemos que olvidar, cambiar y madurar un poco. Te quiero, y el amor suele ser para siempre. Pero ese tiempo se esfum y sólo queda dejar el pasado atrás y caminar hacía delante. Era siempre, y ese siempre duró lo que tenía que durar. Da igual las fechas, da igual el tiempo y la distancia. Mi siempre és y será de verdad. No te olvidaré nunca, lo prometo.

viernes, 13 de enero de 2012

Fingiendo no saber lo que sabemos.


Últimamente hacemos como que no pasa nada. Como si todo este tiempo con tiras y aflojas no nos importan, hacemos como que no nos importamos. Nos conformamos con vernos dos veces a la semana cuando a mí no me importaría pasarme los días enteros contigo. Te va eso de querernos un ratito y después, olvidarnos. Y queriendo y sin querer, nos hacemos daño. Tú me haces daño y yo a veces, sólo intento hacerte sentir un poquito celoso. Pero estás empeñado en que lo mejor es que cada uno vaya por su lado, cuando en el fondo sabes que no tendría que ser así. Que tú no eres sólo tú sin un yo. Que somos tú y yo. Pero no lo ves, o no quieres verlo. Fingimos que no sentimos nada el uno por el otro, y así nos va. Quedando sin que nadie se entere, hablando mucho a escondidas y tal. Pero cuando estás con gente, finges no conocerme o simplemente pasas. Pero creo que eres bastante mayorcito para saber lo que tienes que hacer y con quién. Pero me consuela saber que en la vida todo sucede por algún motivo, quizás porque en el futuro quizás como en el pasado, nos espera algo. Pero también sigo pensando en que alguna vez sería agradable conocer el motivo de las cosas.

lunes, 9 de enero de 2012

No és culpa de nadie.


Te ha dejado. Sí, de la noche a la mañana las cosas han cambiado. De repente, ya no és el/la mismo/a contigo y tú pues simplemente, no lo entiendes. No comprendes qué és lo que ha pasado y que has hecho mal, en qué has fallado. Y entonces és cuando empiezas a pensar que toda la culpa és suya. Pero él/ella no puede saber lo que tu piensas, y por supuesto tu orgullo vale más. Y nunca quieres dejarle ver todo lo que sufres, la cantidad de veces que lloras por él/ella, la cantidad de veces que pronuncias su nombre en la oscuridad de la noche, sentado/a en tu cama de piernas cruzadas con la cabeza entre las rodillas y deseando que vuelva. La cantidad de veces que intentas recordar el sonido de su voz.Y deseas más que nunca que por arte de mágia, aparezca a tu lado. Eso és lo que más te duele. No poder recordar su voz, no poder recordar cómo eran sus caricias, cómo eran sus besos, sus miradas, esos momentos en general. No paran de venirte toda clase de sentimientos y pensamientos que ni siquiera sabías que tenías o que podías llegar a pensar algún día. Entonces te prometes a ti mismo/a, no volver a pensar en él/ella. Y eso és lo único que pasa. Luego no vuelves a saber nada más de él/ella ni de su vida. El tiempo hace lo suyo, como siempre me han dicho. Y cuando dejas de buscar esa respuesta, la encuentras: “¿Qué fue lo que hice mal?”.  Y esa pregunta está en nuestras cabezas durante días, semanas, meses o incluso años. Esperando una respuesta, quitándote el sueño, ahogándote hasta dejarte sin respiración. Pero la respuesta és tan simple, que eres incapaz de verla y cuando por fin la ves, te ríes incluso de lo absurda que és. Hasta ese momento en el que todo cobra sentido. Así como tu lo has dejado de querer, él/ella ha hecho lo mismo. Sólo que un poco antes, antes de que todo esto tuviera un final para ti. No és ni tu culpa, ni la suya. Simplemente, te ha dejado de querer.

domingo, 8 de enero de 2012

Las personas somos así.


Todos cometemos muchos errores. Lloramos por gente que no merece la pena y nos reímos con gente que llamámos amigos pero que en realidad no lo són. Nos hemos dado la ostia del siglo dos veces con el mismo muro y tropezado varias veces con la misma piedra. Pero llega un punto en el que aprendes a esquivarlas y si alguna vez vuelves a tropezar o lo disimulas más bién o bién consigues levantarte más rápido. Pero siempre hay alguién que se empeña en que todo te salga mal y cuando parece que todo va bién te empuja y vuelves a caer de nuevo siempre como las veces anteriores, sólo que esta vez, no sabes porqué te molesta un poco más que las otras, quizás porque pensabas que ivas por el buen camino. Perdonamos mucho, demasiado y callamos cosas que aveces és mejor no callarse, como te quieros que por miedo a ser rechazados o por inseguridad se quedan por mucho tiempo en nuestras cabezas y luego quedan en el aire. Algunas veces nos hemos despertado con ganas de comernos el mundo y luego nos damos cuenta que el mundo és quién nos come a nosotros. Muchas veces tienes ganas de gritar con fuerza, pero la voz no te sale,  y callas verdades porque piensas que es mejor ahorárle un poco de daño a la gente. Hay días que duermes con la esperanza de que aparezca en tus sueños y días en los que no puedes dormir por no dejar de pensar en él/ella. Abrazas a personas que piensas que nunca te van a hacer daño y luego un poco tarde te das cuenta que esa persona no se merece ni el roce de tu piel, ni tus palabras, ni siquiera tus miradas. Muchas veces tenemos la sensación de volar más alto que las nubes hasta llegar a un lugar que sólo está en tu imaginación. Hemos cantado en la ducha hasta que nuestra garganta ya no podía más y luego nos dábamos cuenta de que el vecino nos ha escuchado.  Hay días en los que te sientes alegre y otros en los que no siquiera eres capaz de mirarte al espejo. Descubrimos que el paraíso puede encontrarse en el simple roce de una piel suave, que las caricias son más fuertes que los golpes y que los besos pueden hacerte volar. Disfrutamos de los pequeños detalles de la vida y poco a poco aprendemos en que consiste ella. Y el secreto, el verdadero secreto de todo está en no arrepentirse de nada.

Te quiero y punto, no hay más.


Sí, te quiero. ¿Y porque? Pues mira, és simple. Pero aver cómo te lo digo. És difícil, porque a pesar de todo lo que nos ha pasado te quiero y no poco. Quizás porque quererte me hace sentir bien. Porque no me importa lo que digan de ti, ni lo que digan a mis espaldas y tampoco me importa lo que digan de nosotros. Y seguiré queriéndote, no siempre pero puede que por mucho tiempo y también sé que si algún día dejo de hacerlo todas las noches antes de irme a dormir pensaré en ti porque llegaste a mi vida el día adecuado, en el momento justo. También porque volvería a elegirte una y mil veces. También porque si tuviera la oportunidad de volver a nacer, volvería para conocerte. Porque nadie me ha hecho sentir tan fuerte. Te quiero porque no puedo enfadarme contigo. Te quiero porque me dan celos cuando te veo reír con otra persona y pienso que yo también quiero hacerte reír. Te quiero porque simplemente existes y me alegro de mi existéncia por el simple hecho de conocerte y tenerte. Te quiero porque aunque parezca mentira lo paso mal por ti. Pero sobretodo sé que te quiero, te he querido y te querré cada día más.

lunes, 2 de enero de 2012

Lo más simple, és lo que está lleno de vida.


La felicidad és algo que se esconde en las cosas más pequeñas y simples. Pero no és cuestión de conformarse con lo más senzillo, sino de darle valor a esas cosas que forman parte de la vida cotidiana, las que se convierte en habituales y en ocasiones en cosas secundarias. Como el café de la mañana, un fin de semana de viaje con tu pareja, preparar una cena en família, salir con los amigos o sorprender a tu madre con un regalo. Cosas simples a las que les damos más valor de lo que realmente valen hasta el punto de llegar a convertirse en algo especial. Y sin darnos cuenta caémos en que esas cosas tan simples eran las que realmente llenaban nuestras vidas.

Esas oportunidades que te da la vida.


Hay gente que no se escucha a sí misma, que no se valora. Esos són los que realmente mueren sin saber que és vivir. Los que se callan y tienen miedo a hablar porque les asusta lo qué le digan. Los que por algún motivo, tienen miedo a la felicidad. Los que se comportan siempre de la misma forma pensando que no se puede hacer nada diferente. Los que piensan que querer a alguién un poco más de lo normal és como si fuera una tortura infinita. Los que nunca quieren hacer ningún error ni pequeñas locuras por miedo a mostrar sus defectos, por miedo a que se rían de ellos, por miedo a reírse de sí mismos, de los demás o de los efectos de ambos. És como morir por no saber pedir ayuda cuando sabes que realmente la necesitas. Yo era de esas personas, hasta que aprendí la lección. Cada día és una nueva oportunidad para empezar de nuevo. No importa el pasado, no importa lo que pasó ayer, ni lo que pasó el año pasado. Cada día és un regalo. Al despertar piensa, en una página en blanco y un boli. Sólo tienes que decidir que quieres escribir en ella, lo bueno y lo malo está claro. Lo bueno de esto és que, si haces faltas de ortografía se pueden borrar y volver a hacer. Entonces podremos hacer que nuestra vida sea un libro que valga la pena leer.