Seguidores.

miércoles, 18 de julio de 2012

El tiempo se acaba, las oportunidades pasan de largo.




Te quiero. Lo sé, me he dado cuenta muy tarde. Cuando ya no se puede volver atrás y solo queda mi arrepentimiento. Pero a pesar del tiempo perdido, quiero que sepas la verdad. La verdad sobre lo que ocurrió entre los dos. Sí, lo admito, fui una tonta. Tú me lo ofreciste todo y yo no aproveche nada. Tanto que lo único que hice fue rechazarte y te fallé. Tengo mis motivos sobre porque actué como lo hice y aunque solo sean escusas tontas, fueron suficientes como para que me comportara así. Tuve miedo de tantas cosas. Miedo de equivocarme. De no estar a tu altura y no ser suficiente para ti. De quererte, de tenerte. Miedos tal vez algo idiotas, pero ciertos de todos modos. Y aunque aún los sigo teniendo, quedamos como amigos y tú sigues con tu vida. Has encontrado a alguien que te quiere y que tú quieres. La verdad, no me molesta. Si eres feliz con ella ¿quién soy yo para negarme a tu felicidad? Te he perdido y lo acepto. ¿La verdad? No me importa. Sabía que tarde o temprano pasaría. ¿La razón? Sé que vas a volver, como las otras cuatro veces. Y sí, sigo arrepintiéndome de lo que hice, pero ya nada se puede hacer para cambiarlo. No quiero volverlo a intentar. No creo que sea capaz. A veces siento que como amigos estamos mejor aunque el arrepentimiento nunca me abandona. Lo único que me queda es decirte que lo siento y que perdón por todo. Pero a pesar de todo a veces creo que me haces falta, siento que sin ti mi mundo se viene abajo. No quiero tenerte en mi cabeza, quiero tenerte entre mis brazos y verte con mis propio ojos. Pero a veces no puedo ni verte y otras en cambio te quiero a mi lado. Tú mismo me dijiste que me querías y me lo demostraste. Luego para no hacerme daño y que me olvidara de ti, me dijiste que me habías utilizado. Y aunque sabía que no podías hacerlo y que era mentira, me lo creí. ¿Dónde se quedó aquello que sentías por mi? En el fondo, muy en el fondo, no quiero que esto termine en ese día en que viniste a mi casa para despedirte y pasamos una buena noche juntos por última vez. Solo te pido una cosa: para de hacer daño a la gente a la que de verdad le importas. Ya se lo has hecho a muchas. No sigas. No digas las cosas para ilusionar o cambiar, si no porque de verdad lo sientes. Ya sabes que en el fondo, siempre nos quedará París y el pequeño Audi rojo que querías que nos compráramos para llevarme a los sitios. Que grande eras. Ya sabes niño, que quieras o no, los hermanos siempre están juntos.

martes, 17 de julio de 2012

Las cosas no pasan porque sí.




Me hablas y me preguntas si nos podemos ver después. Razones me sobran, pero aunque quiera no sé qué responder. Siempre hay algo más, que a simple vista no se ve. Te asusta la idea de lo que pueda llegar a pasar. Te da miedo hacerte sentir bien conmigo, o que te haga sentir bien. Porque tu querida amiguita puede que te de calor y sexo del bueno. Yo no te doy sexo, yo te hago el amor. ¿Y sabes qué? La diferencia entre ella y yo, es que yo te puedo hacer sonreír con la ropa puesta. Pero siento que algo en mi está cambiando. No se ve, pero lo siento. Continuamente mi mente se debate entre si dar el paso o seguir con el orgullo. Es como una pequeña gran tortura. Todos los días tengo que decidir si hablarte o seguir con mi vida y olvidarte, en mi burbuja de protección. A veces no lo hago por vergüenza, por no parecer una pesada. Otras veces lo hacía y tu a cambio me ponías caras raras o me decías cosas que no venían al caso. Fue cuando me di cuenta que nada de esto tenía sentido. Mañana será otro día. Últimamente se me hacen largos y difíciles. Si hubiera pensado mejor las cosas ahora podría estar perfectamente, pero sobretodo a tu lado. Pero no lo he hecho porque siempre lo dejo todo para el final. Porque me da miedo hacer las cosas y que después no salgan bien. He pensado en esto tantas veces. El otro día te vi y no sentí nada. No me hizo ilusión verte. Puede que por todo lo que nos está pasando. Pero luego me encuentro sola, por la noche rodeada de oscuridad y no puedo evitar pensar en ti, en lo nuestro, en todo. Puedo quedarme toda la noche sin pegar ojo y sé que si me duermo, la cosa seguirá al día siguiente por la mañana temprano. Y me da vergüenza, te lo juro. Me da vergüenza ser así de estúpida y pensar tanto y no hacer nada. Sé que tengo mi parte de culpa en que acabara. Pero el que lo jodió todo fuiste tú. Y aun así después me mentiste y no cumpliste tus promesas, aunque sigues sin hacerlo. Me da vergüenza tener que decirle a la gente que no he sido capaz de hablarte otro día más. Me da vergüenza porque me miran con cara de decepción como diciendo: "La gorda fracasada esta que no hace nada bien en su vida". Pero bueno, tengo que creer que pensaran eso porque realmente no saben por lo que estoy luchando. Supongo que cuando lo consiga se darán cuenta de que todo este desastre tenía algún pésimo sentido. Porque las cosas no suceden porque sí. Alguna vez estaría bien saber el porqué de las cosas. Y tú, siempre llegas cuando estoy a punto de olvidarte.